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EL CIELO LLEVA TACONES.
CAPÍTULO 7 – Samantha Jones.
Buenos días contentos. Si Cenicienta hubiera conocido a Ella es Gabriel no hubiera perdido su zapato.
─¿Cómo? ¿Si hubiera conocido a quién? ¿A Gabriel? ¿Quién es ese?
─A Ella es Gabriel, Gabriel es una chica, no un chico.
─Bueno, lo que sea. Pues me alegro pues de que Cenicienta no la conociera, a la Gabriel esa; si no, ¿qué hubiera pasado entonces?
Mmmmmmm… al final del podcast te lo cuento.
Bienvenidos a El cielo lleva tacones, el podcast donde te cuento historias de personajes genuinos destacados por su glamur. Y digo personajes, no personas, porque cada día, desde que nos levantamos, representamos un papel. Eres libre de elegirlo; no te limites ni te conformes con un personaje que ni a ti te gustaría ver.
La belleza te da belleza, no te da glamur. Crear la incógnita. El misterio, eso es glamur.
– Personaje del día 7: SAMANTHA JONES
Quizá piensas que tu intelectualidad demasiado elevada no te permite ver series de este tipo, o que es una serie de chicas. Posiblemente las dos ideas son verdaderas, no obstante te invito a que sigas escuchando porque al fin y al cabo todos somos en mayor o menor grado superficiales para alguien o en determinados momentos de la vida, y nunca se sabe dónde puede estar el glamur escondido.
La protagonista es Carrie Bradshaw, redactora de una columna sobre divagaciones suyas acerca del amor-desamor-sexo en un periódico de Nueva York; Miranda Hobbes, la abogada pelirroja que tiene cuello de jirafa y muy sincera a la que le gustan poco las bobadas, Charlotte York, la galerista morena enamorada del amor y de las bobadas; y Samantha Jones.
Samantha, protagonizada por la británica Kim Cattrall, es alta (1,70 m), anchísima espalda, rubia y guapa. Tiene una personalidad arrolladora, muy personal, muy genuina. Te puede gustar más o menos su idiosincrasia pero no te va a dejar indiferente.
Samantha es relaciones públicas, tiene su propia empresa. En cambio, esta valentía e inciativa profesional al gran público en general le pasa desapercibida porque su definición básica por excelencia es «promiscua». Samantha (al contrario que sus compañeras) no cree en el amor, se burla del amor y desprecia las pérdidas de tiempo por amor. Todo lo que sea cabalgar sobre nubes rosas la repudia. Samantha quiere sexo, con quien sea, a la hora que sea y donde sea. Es su estado natural y siempre está pensando en sexo y en seducir a cualquiera que se cruce en su camino que le guste.
Samantha siempre habla claro lo que las otras no se atreven a decir. No tiene pelos en la lengua. Es tremendamente descarada y pone a veces en apuros a algunos hombres que no están acostumbrados a algunas actuaciones.
Samantha pasa por muchas facetas: tiene una relación con una mujer, igual se enrolla con altos directivos que con mensajeros, a ella no la impresionan los billetes ni el estatus de la gente. Por eso me encanta.
Samantha una vez se enamora de un hombre. Comete el pecado más grande que según ella una persona puede cometer. Sufre una lucha interna atroz porque ella, la reina de la independencia, del sexo sin ataduras, de la libertad suprema, ha caído en la trampa mortal del amor. Todo acaba cuando él la engaña con una mujer y ella lo descubre. Es una estocada de la que sale autoconvenciéndose de que no le importa, aunque pega papeles por toda la ciudad y los va repartiendo a la gente, con la foto de su enamorado y con las letras: «traidor, mentiroso». Después de esto le cuesta muchísimo desengancharse de ese amor, sufre el típico amor no correspondido y lo pasa bastante mal, aunque de una manera mucho menos dramática que cualquier otra persona.
Samantha es la más fuerte de las amigas. Posiblemente por eso los guionistas le pusieron un cáncer de mama en una de las temporadas, porque era la personalidad con más fuerza para poder soportarlo.
-«No sólo tengo un plan, tengo un vestido».
-Cuando tiene una relación larga con el modelo 20 años menor que ella, Samantha corta la relación al cabo de cinco años. Él le pregunta en la ruptura: «¿Es que ya no me quieres?» A lo que ella responde: «Te quiero, pero me quiero a mí más».
¿Dónde está el glamur?
Samantha es muy basta en muchas ocasiones y pasa por situaciones que la dejan en ridículo. Pero ella le planta cara a la vida, sale de todo mejor o peor y sigue con su manera de vivir que es la que ella elige. Se adapta a los cambios y toma la iniciativa. No le importa la opinión que la gente tenga de ella. Vive a la suya y aunque la mayoría de veces pasa por una persona frívola y ácida, demuestra tener mucha clase cuando hay que tenerla y su amistad vale oro.
Y hasta aquí la historia del personaje 7 de «El cielo lleva tacones», Samantha Jones.
Gracias a mi compañera del máster CMUA Montse González, que cuando me veía con mis tacones me dijo, tienes que ver Sexo en Nueva York, eres tú, te va a encantar. Y a Leti.
¿Qué hubiera pasado con Cenicienta si hubiera conocido a Ella es Gabriel?
No, si Cenicienta hubiera sabido de los complementos para calzado de Ella es Gabriel, no hubiera perdido un zapato. Sus tacones estarían seguros y bien sujetos en sus delicados y pequeños pies y ella se hubiera sentido una tía tan poderosa que en lugar de huir despavorida…
Cenicienta, que estaba sudando la gota gorda del susto, miró hacia abajo y descubrió con grata sorpresa que sus pies seguían calzados con sus preciosos zapatos de cristal sujetos con extravagancia por los complementos de Ella es Gabriel. Entonces levantó la vista y se miró en el espejo. Sonrió a su propia imagen con malicia y Cenicienta empezó su verdadera transformación.
Abrió la puerta y el príncipe se quedó sin habla cuando la vió.
Muchísimas gracias por escucharme.
Necesitas una cosa básica en la vida para tener glamur: zapatos para triunfar.
Si quieres y prefieres a la versión de la Cenicienta del poderío, entra en gemavicedo.com.
Y si quieres y te apetece, quedamos la semana que viene en El cielo lleva tacones con otro personaje glamuroso.
♥
Yo soy Gema Vicedo y Ella es Gabriel. Buenas noches contentas.