Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete si quieres: RSS
EL CIELO LLEVA TACONES.
CAPÍTULO 8 – Palas Atenea.
Buenos días contentos. Si Cenicienta hubiera conocido a Ella es Gabriel no hubiera perdido su zapato.
– Estoy harta ya de tanta Cenicienta. Cuéntame otra cosa
¡Venga! Al final del podcast te la cuento.
Bienvenidos a El cielo lleva tacones,
el podcast donde te cuento historias de personajes genuinos destacados por su glamur. Y digo personajes, no personas, porque cada día, desde que nos levantamos, representamos un papel. Eres libre de elegirlo; no te limites ni te conformes con un personaje que ni a ti te gustaría ver.
La belleza te da belleza, no te da glamur. Crear la incógnita. El misterio, eso es glamur.
– Personaje del día 8:
PALAS ATENEA
Mitología griega. El lugar donde se fraguan las historias más rocambolescas, inverosímiles, inimaginables, fantásticas, sorprendentes. (Incesto, violaciones, guerras, crueldad)
La mitología da respuesta mediante las vivencias de sus personajes al por qué de muchas situaciones. Por ejemplo, explica el origen de la venganza, el origen de las montañas, el origen de la guitarra.
El jefe de los dioses era Zeus y su mujer y hermana era Hera.
1. Hera quiso demostrarle a Zeus que no lo necesitaba a él ni a ningún hombre (dios en este caso) para engendrar a un hijo, y ella sola tuvo a Hefestos, que era tan feo que su propia madre nada más nacer y verlo lo cogió por un pie y lo lanzó al vacío expulsándolo del Olimpo. El niño estuvo 12 horas volando por el cielo hasta que cayó al suelo rompiéndose un pie y dejándolo cojo de por vida. La ninfa Tetis que estaba justo en el lugar donde aterrizó el bebé dios lo curó y lo cuidó y le enseñó artes. El niño desarrolló un gran poder en sus manos para fabricar elementos maleando hierro.
2. Zeus, por su parte, también quiso demostrarle a Hera que él también podía engendrar un hijo sin necesidad de una mujer (o lo que fuera). Estaba enamorado de la titánide Metis pero ella lo huía, lo repudiaba, por nada del mundo quería acostarse con él. En uno de tantos momentos de intentos de escape del fogoso Zeus, Metis se convirtió en una mosca para despistarlo. Es muy difícil despistar al gran Zeus así que él la descubrió y de un manotazo la atrapó y se la tragó. Metis, con cuerpo de mosca, estuvo moviéndose por dentro del cuerpo de Zeus, por sus venas, por sus entrañas, y allí dentro fue fecundada por Zeus, y embarazada empezó a ascender hasta su cabeza. El feto empezó a desarrollarse y a crecer y a presionar el cráneo del dios, el cual creyó que enloquecía por el dolor que le ocasionaba tal presión. Hizo llamar a Hefestos para que acabara con aquel suplicio, y éste con un hacha forjada por él mismo le partió la cabeza a Zeus en dos, surgiendo de ésta su hija, adulta ya y totalmente vestida con una armadura.
Y así fue cómo Zeus que parió vía cefálica a la belicosa diosa de la estrategia militar: Palas Atenea.
3. No hay que confundir a los dos dioses: Ares, dios de la guerra con Palas Atenea, diosa de la estrategia militar.
Ares es un dios bravucón y temerario, él pega y no pregunta, le gusta la camorra, es un chulo para el que las peleas son juergas, un matón que le encanta golpear a los débiles y machacarlos hasta matarlos, sin escrúpulos y sin planificar, actuar sin pensar, a lo bruto.
Palas Atenea es la diosa de la inteligencia y el valor. Odiaba a Ares profundamente, despreciaba su falta de tacto y de proyección de futuro, su falta de visión. Atenea es la diosa que inventó la guerra del exterminio, la diosa de la destrucción definitiva, de la aniquilación. Únicamente la eliminación total y defitinitiva del enemigo podía garantizar que éste jamás volviese a molestar. Ella hubiera inventado la bomba atómica. Obra únicamente a partir de principios, se mueve según la razón pura y dura. Es puro espíritu, rechaza todo lo carnal y nunca tuvo relaciones con ningún hombre.
4. Le pasó una vez un caso con Hefestos. Atenea, al igual que los demás dioses, se burlaba de él pero tenía a la vez sintonía con Hefestos porque compartían ambos un profundo desprecio por Ares. (Hefestos odiaba a Ares porque Zeus le entregó a Afrodita por esposa y Afrodita le ponía constantemente los cuernos con muchos pero especialmente con su favorito, Ares, y aunque todos lo sabían excepto él, al final acabó enterándose y les tendió una trampa para avergonzarlos, pero eso es otra historia).
El caso es que Palas Atenea se dirigió al taller de Hefestos para que le forjara una armadura nueva. Hefestos quería con todo su corazón a Atenea y le iba a fabricar la armadura más hermosa nunca vista. Pero sucedió un contratiempo inesperado: un momento en el que la diosa se agachó sin darse cuenta de la provocación que le estaba causando a Hefestos, éste se lanzó sobre ella cegado de pasión para tomarla allí mismo. Atenea intentó liberarse pero Hefestos era demasiado musculoso y corpulento y estaba absolutamente poseído por el deseo. Él llegó al clímax y Atenea se apartó en el último segundo, eyaculando finalmente sobre la pierna de Atenea, que con todo el asco del mundo se quitó el semen con los dedos y lo lanzó por el aire cayendo desde el Olimpo hasta la tierra. El semen quedó fecundado con el roce de los dedos de Atenea, surgiendo un ser mitad hombre, mitad serpiente, un hijo de Hefestos, sólo de Hefestos. Se llamó Erictonio. Atenea, en realidad, más que molesta, estaba conmovida por la pasión que Hefestos había demostrado hacia ella y se llevó a Erictonio consigo, lo cuidaba, lo abrigaba y lo llevaba en su pecho. (Erictonio inventó la rueda a consecuencia de la deformidad de su cuerpo que no lo dejaba moverse).
Y de esta manera la grandiosa Palas Atenea quedó íntimamente unida al denostado Hefestos por esta extraña y secreta circunstancia.
Vengativa
Palas Atenea nunca se acostó con ningún hombre pero le encantaba que la admiraran. Ella provocó la guerra de Troya. En una boda la diosa Discordia, que no había sido invitada, se presentó (¿evocación a Maléfica?) con una manzana de oro que dejó delante de las tres diosas: Atenea, Afrodita y Hera. La manzana tenía un cartelito que ponía: para la más guapa. Zeus determinó que fuera Paris quien decidiera a quién era la más guapa. Afrodita le prometió la mujer más guapa de la tierra a cambio de que la nombrara a ella, y así lo hizo Paris. Atenea entró en una cólera tan espantosa por no ser la elegida que quiso destruir Troya al instante, no lo hizo porque Zeus la frenó a tiempo, pero en la guerra como era de esperar, Palas Atenea estuvo con los griegos. Era un poquitín vengativa. También fue ella la que transformó a la bellísima Medusa en el ser horrendo con la cara hinchada, pelo de serpientes y culo de caballo, todo porque se vanagloriaba de ser más hermosa que Palas Atenea y ésta se enteró. A Palas Atenea nadie la chuleaba.
¿Dónde está el glamur?
A pesar de que como todo buen dios, Palas Atenea era una prepotente y por muy diosa que fuera no se libraba de las debilidades propiamente humanas como la envidia y el ansia de protagonismo, a ella, a diferencia de los demás, la atraía de manera sobrenatural la inteligencia. Estaba sobradamente capacitada para aventajar al dios supremo Zeus, su padre, y en muchas regiones de Grecia la preferían y adoraban a ella.
La diosa de la sabiduría: frente al parlamento de Viena se erige una gran estatua de Palas Atenea con un espléndido yelmo dorado sobre la cabeza.
Es la diosa protectora de la ciudad de Atenas. Poseidón, el dios de las aguas, quería la ciudad para él e hicieron un concurso. Ambos dioses entregarían un regalo a la ciudad y los habitantes votarían el mejor de los regalos y consecuentemente a su patrón: Poseidón les regaló una fuente magnífica porque pensó que los humanos no pueden vivir sin agua. Poseidón era un poco de luces cortas y el agua que puso a correr en la fuente fue de mar, cuya utilidad para los ciudadanos era prácticamente nula. Atenea plantó un pequeño arbolito, un olivo, el símbolo de la riqueza del país. Los ciudadanos eligieron a Palas Atenea con su olivo.
Una vez más, el glamur está en la inteligencia.
Hasta aquí la historia del personaje nº 8 de El cielo lleva tacones: Palas Atenea.
Gracias a Michael Köhlmeier por su Breviario de mitología clásica que me hizo ampliar y conocer a los personajes mitológicos y sus extraordinarias historias con un lenguaje cotidiano y amistoso.
Sustituyendo a Cenicienta…
Érase una vez una chica que se sentía hundida en la miseria. El chico que le gustaba la había ignorado una vez más, su negocio no arrancaba, su coche no pasaba la ITV y se tenía que gastar una pasta para repararlo que no tenía, además de otros pagos que amenazaban como guillotina sobre su cabeza. Se levantó, se pintó la raya negra de los ojos, se puso la ropa de segunda mano que le habían dado, unos calcetines vistosos y unos altísimos tacones cualquiera con su imprescindible invento Ella es Gabriel, y salió a la calle. Se fue a la calle de abajo, más transitada, y miró a los coches y a la gente pasar. Se dio cuenta de que la mayoría de las personas se fijaba en sus pies. Ella pensó, mirando a Ella es Gabriel: «no tengo nada, excepto poder». Y volvió a su casa a resolver sus problemas.
Muchísimas gracias por escucharme.
Necesitas una cosa básica en la vida para tener glamur: zapatos para triunfar.
Si te urge el poderío, entra en gemavicedo.com.
Y si quieres y te apetece, quedamos la semana que viene en El cielo lleva tacones con otro personaje glamuroso.
Yo soy Gema Vicedo y Ella es Gabriel. Mayonesa de chocolate. Buenas noches contentas.