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EL CIELO LLEVA TACONES.
CAPÍTULO 4 – George Baines.
Buenos días contentos. Si Cenicienta hubiera conocido a Ella es Gabriel no hubiera perdido su zapato.
─No, no, no. No puede ser. Sin zapato no hay pista. Sin pista no hay caso. No hay reencuentro. Ni cuento.
¿Qué hubiera pasado, entonces? Al final del podcast te lo cuento.
Bienvenidos a El cielo lleva tacones, el podcast donde te cuento historias de personajes genuinos destacados por su glamur. Y digo personajes, no personas, porque cada día, desde que nos levantamos, representamos un papel. Eres libre de elegirlo; no te limites ni te conformes con un personaje que ni a ti te gustaría ver.
La belleza te da belleza, no te da glamur. Crear la incógnita. El misterio, eso es glamur.
– Personaje del día 4: George Baines.
¿Has visto la película «El piano»? Una mujer muda se va con su piano y su hija desde Inglaterra a Nueva Zelanda a vivir y a conocer al hombre con quien se ha casado por carta.
Estamos en el siglo XIX. Los ingleses han ocupado la isla y están comprando tierras a los maoríes (población nativa neozelandesa), y los maoríes trabajan para ellos. La vestimenta de la época para mujeres son vestidos largos negros y faldas abombadas con armadura debajo de varias capas de enaguas para hacer un gran diámetro en la base y sombreritos como los de «La casa de la pradera». Los hombres visten con chaleco, frac y relojes con cadena. Los maoríes hablan su lenguaje propio y visten de manera muy peculiar, con su estilo particular mezclado con accesorios ingleses. (medio desnudos y con chistera).
La película es de 1993. Holly Hunter protagoniza a Ada (la muda), Sam Neill hace de marido y Harvey Keitel (tenía 54 años) en el papel de George Baines, el amigo del marido. También inglés pero que a diferencia de los demás él se ha integrado con la cultura maorí; a pesar de no saber escribir ha aprendido su idioma y hasta se ha tatuado dibujos en la cara como ellos.
La Nueva Zelanda de la época es un territorio totalmente embarrado e invadido por la vegetación, con continuas lluvias y un mar embravecido.
George Baines.
Baines es un personaje muy inteligente. Ser inteligente no es lo mismo que saber cosas. Ser inteligente es actuar con inteligencia. ¿Qué hace Baines cuando llega a Nueva Zelanda? Aplicar el refrán: donde fueres haz lo que vieres. Es el único que se comunica con los maoríes por lo que hace de intérprete para los ingleses para hacer pactos. Sus compatriotas lo tienen como a un ser de clase inferior porque ellos van de señoritos que no se mezclan y Baines se ha hecho a los maoríes, delatándose a primera vista con sus dibujos en la nariz y líneas en la frente. Tiene un rostro muy felino, de cara ancha y boca perfecta sin apenas labios. Los ojos pequeños, de gato. El pelo corto-largo ondulado.
Sale completamente desnudo en la película.
La desconocida esposa muda llega a la isla después de un largo viaje en barco con su hija, sus cajas de equipaje y su piano. Porque ella transmite todo lo que siente a través de las teclas del piano. Es parte suya, cuando ella toca su alma habla.
Y cuando el marido va a recogerla se lleva con él a un grupo de maoríes para que ayuden a transportarlo todo y con su amigo Baines, para hacer de interlocutor entre inglés y maorí. Se llevan todo excepto el piano, que pesa demasiado y se queda en la playa abandonado. Ella está furiosa a la vez que abatida porque no tiene a su piano con ella. El marido se va unos días y ella va a Baines para que la acompañe a la playa un día para tocar su piano.
A partir de aquí empieza una jugada maestra por parte de Baines. Él se enamora de la muda y pacta con el marido venderle unas tierras a cambio del piano. El marido accede encantado porque las tierras le salen gratis literalmente. Baines añade: «necesitaré clases». Y hace que al marido se le ocurra la brillante idea de que sea su mujer la que vaya a darle las clases.
Y empieza el proceso de intento por parte de Baines de que la mujer se enamore de él.
Lo que Baines le dice a Ada cuando el fracaso cae sobre él:
«Ada, Ada, soy infeliz. Porque te deseo, porque mi mente no puede pensar en otra cosa más que en ti, por eso sufro. Estoy, estoy enfermo de deseo, no como, no duermo, así que si has venido y no sientes algo por mí, mejor vete».
Al mismo tiempo el marido no sabe qué hacer, cómo comportarse con ella. Ada es una mujer bastante rara para una persona normal. Él cree que además de la voz le falta un hervor potente. Y es que ella juega en otra liga, tiene una sensibilidad que el marido no comprende.
«Quiero tocarte. ¿Por qué no puedo tocarte? ¿Es que no te gusto? … Tal vez con el tiempo pueda llegar a gustarte».
¿Dónde está el glamur?
Baines no es una persona admirada sin embargo encierra misterio. Su rostro de por sí ya encierra misterio. Sus besos sin labios son glamurosos. La desnudez de su alma ante la extraña mujer es glamurosa. Es tan terrenal que a la vez toca lo infinito. El glamur está en su inteligencia: él sabe que para que te acepten en un lugar debes integrarte en su cultura y así lo hace. Soporta las burlas sin apartarse de su objetivo. Glamur en estado puro.
Hasta aquí la historia del personaje nº 4 de El cielo lleva tacones: George Baines.
Gracias a Jane Campion por escribir y dirigir esta película con este personaje tan glamuroso. Gracias a mi amiga Leti que me da a conocer todas las películas que veo. A Michael Nyman por esa banda sonora. Y gracias eternas a ti, que me escuchas.
¿Qué hubiera pasado con Cenicienta si hubiera conocido a Ella es Gabriel?
No, si Cenicienta hubiera sabido de los complementos para calzado de Ella es Gabriel, no hubiera perdido un zapato. Sus tacones estarían seguros y bien sujetos en sus delicados y pequeños pies y ella se hubiera sentido una tía tan poderosa que en lugar de huir despavorida, hubiera desnudado su alma y cuando empezaron a tocar las campanadas le habría dicho: «príncipe, ¿has oído alguna vez eso de que la belleza está en el interior? Pues la belleza está en el interior de mi vestido que voy a hacer que se convierta en otro vestidillo sucio y medio roto. Si cuando suene la última campanada me quieres igual me quedo, y si no, me las piro, vampiro». …dong, dong, dong. Sonó la última campanada y Cenicienta ahora era una chica del montón pero… oh, sorpresa: «Menudos tacones llevas, preciosa, con el vestido de antes no se te veían. Cenicienta, quédate conmigo».
Muchísimas gracias por escucharme.
Necesitas una cosa básica en la vida para tener glamur: zapatos para triunfar.
Si quieres y prefieres a la versión de la Cenicienta del poderío, entra en gemavicedo.com o ellaesgabriel.es.
Y si quieres y te apetece, quedamos la semana que viene en El cielo lleva tacones con otro personaje glamuroso.
♥
Yo soy Gema Vicedo y Ella es Gabriel.
Buenas noches contentas. ☺