Los tacones de cumpleaños de una osada.
–¿Qué quieres que te regale para tu cumpleaños?
-Unos tacones.
Nunca antes se había puesto tacones, iba a ser la primera vez que iba a caminar con el talón elevado. El primer consejo que le dieron es: «Para empezar, mejor con un tacón bajo y poco a poco ve subiendo». Yo le recomendé: «¡Ni un duro! Elige los zapatos que más te gusten, olvida la altura, tu cuerpo ya se las ingeniará para adaptarse». ¡A lo grande! Si total, al principio vas a hacer el ridículo igual con cinco que con diez centímetros.
Le entraron por el ojo unas sandalias doradas con brillantes extraordinariamente llamativas; y altas, muy altas. Le dije al dependiente: «No las metas en la caja, gracias, nos las llevamos puestas». Ella me miró con cara de terror al pensar que iba a salir a la calle y medir 12 cm de más sin tener ni idea de cómo manejar esos trastos de oro. «No se vale practicar por dentro de casa, tienes que empezar por la calle y empezar ya». Supongo que en ese momento se arrepintió de su osadía al haberme pedido unos tacones de cumpleaños, aunque por otra parte confía en mí porque sabe que en cuestión de tacones soy la mejor. Así que salimos dando pasos cortos con las piernas tiesas, tipo robot, los tacones temblantes, la espalda doblada hacia delante y balanceando el cuerpo de derecha a izquierda de cintura hacia arriba, tipo péndulo. Vamos, la típica estampa de una persona que no sabe caminar con tacones.
No pasa nada, algún día ha de ser el primero y ya sabes cómo se aprende todo en la vida: práctica, práctica y práctica. Coger confianza hasta caminar olvidando que llevas tacones.
Esto es como conducir: al principio es imposible pisar el embrague, cambiar de marcha, acelerar, soltar, poner el intermitente, detectar a alguien cruzando, el semáforo, frenar, embragar, cambiar de marcha, volver a salir, los retrovisores. Imposible ir al tanto de lo que pasa fuera si tienes que ir pensando en cómo manejar lo de dentro.
Cuando caminas con tacones la posición del cuerpo se redistribuye. Hay que compensar el equilibrio, mantener el centro de gravedad en la vertical. Al subir el talón la espalda se vuelca hacia delante. Hay que corregirla, caminar en recto. Léete la guía completa de cómo caminar con tacones de forma elegante y no tendrás pérdida.
Relaja el cuerpo, sin tensiones. Ya aprenderás. Cada paso es un avance, un grado más de poder. Tú no pares, cada vez que salgas a la calle ponte los tacones, aunque sea para ir a Mercadona. Sin abusar con tiempos largos, poco a poco te dejará de doler la planta del pie.
Ahora no lo sientes pero te aseguro que lo vas a sentir, pronto vas a ser del Club de las Poderosas. ¿Te unes a nosotras o ya eres de las nuestras?
Yo soy Gema Vicedo y Ella es Gabriel. 😉
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