Los tacones son sinónimo de…
¿Tortura? ¿Dolor? ¿Altura? ¿Glamour? ¿Miedo? ¿Incapacidad? ¿Poderío? ¿Rechazo? ¿Clase? ¿Sensuales? Cuánto juego dan los tacones…
Vamos a ordenarlos:
– Si eres del grupo del Poderío, sigue conmigo porque pronto verás las cosas que estoy ideando en relación directa con los tacones (tengo las muestras en fábrica).
– Si eres del grupo de las Antitacones, entonces te voy a tener que convencer para que te pases de bando. Escucha:
Cuando asocias tacones con tortura es porque no has tenido buena experiencia con ellos por dos motivos:
- Habitualmente eres de zapatillas y de repente un día de boda te has calzado unos tacones. Has elegido ponerte tacones porque ese día quieres ir indiscutiblemente elegante y sabes que sin tacones la clase baja de nivel;
- Optas por unos tacones demasiado altos para tu estructura ósea. No puedes caminar con ellos, tienes poca estabilidad y no te sientes para nada poderosa, todo lo contrario, te sientes insegura a más no poder.
Soluciones:
- En el primer caso tu tortura viene por tu falta de costumbre. No esperes a que venga un día especial para usarlos. Haz tú que todos tus días sean especiales. Saca el poderío que llevas dentro y proyéctalo en tus zapatos. Empieza por poco tiempo, sal a pasear a tu perro o a echar una carta al buzón (todavía existen) con tus tacones. Vas a notar el cambio tanto en comodidad como en fuerza mental, ya verás como sí.
- En el segundo caso: cada persona tiene su estilo personal y su condición física. Necesitas probar diferentes alturas hasta que te sientas caminando entre algodones. Tanto si son 4 cm como 9 cm, la clase no está en la altura, está en el estilo de calzado.
No me digas que tu estilo es el deportivo porque yo también voy en zapatillas para ir a la montaña. Pero cuando vuelves a la ciudad, conviértete en mujer. Arrolla con tu poderío. Si me vas a decir que la feminidad no la dan los zapatos y todo el rollo de la igualdad entre sexos entonces sigue con tu rollo. Sin embargo, si quieres ser tú, no igual a otra mujer y menos igual a un hombre, tú, diferente, única, poderosa, busca los zapatos de boda que mejor se acoplen a ti y úsalos a diario.
Otra cosa: no me digas que no puedes llevar tacones si no llevas la ropa acorde, porque los zapatos son los que van a hacer que brilles con un trapo de limpiar los azulejos puesto (esto va por ti, Silvia) 😉
Y que se aparten todos a tu paso.
¿Has visto la película Sexo en Nueva York 2? Recuerda el momento en el que Samantha va a comprarse un vestido de alfombra roja y Carrie la acompaña. Ya sabes cómo es Samantha; se fija en un vestido rompedor y le pregunta a Carrie: «¿Qué es lo peor que podrían decir de mí si lo llevo?» Ésta le contesta: «¿Quién coño se cree esa que es?» Y Samantha, emocionada: «Eso es precisamente lo que yo diría». Era justo la respuesta que necesitaba para su decisión final. Cómo me encanta jajaja. A continuación viene la dependiente para atenderlas y… si no has visto la película te la recomiendo, rebosa glamour. Y si la has visto recordarás la réplica de Samantha cuando oye que ese vestido es demasiado juvenil para ella. Ole, ole, ole.
En cada artículo de la editorial «No sin mis tacones» te hablo sobre la importancia de calzar unos zapatos acordes con la categoría que no sabes que tienes.
¿Alguna pregunta? 😉
Yo soy Gema Vicedo y Ella es Gabriel.
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