EL CALZADO: DEFINITORIO DE TU PERSONALIDAD
Me encantan las historias y hoy te voy a contar la historia de dos personajes: uno real y otro mitológico; y el calzado tiene mucho que ver en sus vidas.
CALÍGULA: emperador romano bastante extravagante, el que quiso ponerle títulos nobiliarios a su caballo, el que llevó a Roma al principio de su reinado a una época de gran esplendor con excesivos derroches que más tarde se cobraría con una hambruna en el pueblo. Aquel que se mostró públicamente como un dios, con sus vestimentas, erigiendo templos en su honor y obligando al senado y al pueblo a rendirle culto en vida. Un emperador que, como todos, hizo cosas bien y cosas mal. Abusó de su poder cayendo en excesos sexuales y decisiones demenciales, ordenando ejecuciones en muchas ocasiones injustas. Una palabra que resuma su paso durante los cuatro años que duró en el cargo de emperador: loco.
¿Por qué Calígula? Su nombre es Cayo Julio César Germánico. Lo de Calígula le viene por el calzado militar que usaba: las caligas (las puedes encontrar como caligas o como cáligas). Son las sandalias que usaban los soldados de infantería, diferenciadas de las de caballería en que eran menos pesadas y sin clavos. Según la versión de Wikipedia, su padre se llevó a Calígula muy pequeñito, cuando éste contaba con dos o tres años, a visitar una campaña del ejército y lo vistió como un soldado de infantería en pequeñito. Obviamente todos se enamoraron de aquel soldadito y lo llamaron cariñosamente Calígula (botitas), porque hasta llevaba una armadurita y unas caligas como ellos, pero en miniatura. La versión de mi libro Historia del calzado de Pilar Cintora habla de que Calígula, ya siendo emperador, seguía usando caligas por las que sentía una total predilección, aunque fuese indigno de su rango.
Sea cual fuere la versión verdadera, o lo sean ambas, el caso es que Calígula debe su nombre popular a su calzado.
HERMES: dios griego. Te sonará más por Mercurio (los romanos se apropiaron literalmente de la mitología griega y la hicieron suya cambiando los nombres propios; todos excepto el del dios Apolo, pero esa es otra historia). Hermes es conocido como el «dios alado». Y debe su apodo a las sandalias que llevaba con dos alas a los lados de cada tobillo. Un dios locuaz, hábil, elegante, ladrón, tramposo, astuto, descarado, amable. Un tipo persuasor, con encanto. Dios de los ladrones, de los comerciantes y de los delatores.
La historia de Hermes, como de cualquier personaje mitológico inventado por los griegos, es fascinante y asombrosa. El día de su nacimiento se quitó los pañales pataleando y salió gateando de la cueva donde estaba para ir a descubrir cosas nuevas. Estranguló a una tortuga que vio pasar y le arrancó el caparazón; se metió en su interior y cantó una canción; se dio cuenta de que la voz ahí dentro sonaba diferente, entonces vio sus primeras vacas y estranguló a una de ellas, y con sus tripas hizo unas cuerdas que ató al caparazón de la tortuga, inventando así la lira o cítara, actual guitarra. Era el encargado de conducir al Hades las almas de los muertos. Y se desplazaba volando con las alitas de sus sandalias.
La historia, real o mitológica, es siempre fabulosa y desmedida.
Todo lo que sé de mitología lo aprendí básicamente en el «Breviario de mitología clásica» de Michael Köhlmeier. Una pequeña colección de tres tomos contada de una manera rabiosamente absorbente y desenfadada.
El CALZADO, mucho más que un objeto, accesorio o parte de la vestimenta: un condicionante de tu PERSONALIDAD; una proyección de tu CARÁCTER. Elígelo bien porque, lo creas o no, te define.
Yo soy Gema Vicedo y Ella es Gabriel.
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