
EL MARCADOR DEL ESTILO ES EL CALZADO, NO LA ROPA.
No me cansaré nunca de decirlo: lo que marca tu estilo es el calzado, no la ropa. Te pongas lo que te pongas, la elección de los zapatos va a condicionar si tu indumentaria es informal o elegante.
Ponte en situación:
1- Vas por la calle y te encuentras a una amiga que te dice de sopetón: ¿te vienes a Alicante a ver la exposición de Van Gogh?
a. Es verano y llevas un vestido playero y unas sandalias de tacón no demasiado altas, preciosas: «¡Sí! ¡Me encanta Van Gogh y me encanta hacer planes inesperados!» Y te vas marcando estilo con tu amiga emperifollada.
b. Es verano y llevas un vestido playero y unas sandalias horribles de la muerte: «Pero tengo que ir primero a casa a cambiarme». Tu amiga, que va vestida de fil de vint (de categoría), te contesta: «No pasa nada, así vas bien (mentira cochina, pero no puede perder tiempo esperándote mientras vas a casa a cambiarte). Venga, vamos» . Y te vas, incómoda, porque sabes que Van Gogh merece que vayas a visitarlo con un atuendo que cumpla un nivel mínimo; además pareces la hermana cutre de tu amiga. Lo que te ensombrece no es el vestido, es el calzado.
Otro ejemplo:
2- Estás comprando en el mercado tranquilamente y pasan dos chicos, uno con un micrófono y otro con una cámara. El del micrófono se te acerca simpático, sonriente, porque necesita a gente que entrevistar para llenar el programa. Esto no puede pasar nunca o te puede pasar un día en que:
a. Llevas una cazadora, vaqueros y unos tacones espectaculares mientras arrastras el carro de la compra. Los zapatos no se van a ver (ni el carro) pero qué más da, como tú te sientes poderosa respondes con una sonrisa desvergonzada, similar a la del guapo entrevistador.
b. Llevas una cazadora, vaqueros y unas deportivas. No te sientes nada poderosa pero sí acorde a las ganas de correr (con el carro) que te han entrado de repente. El entrevistador te ha cazado con la mirada y se te va acercando; tú intentas inútilmente esconderte detrás de la viejecita que mide veinte centímetros menos que tú. Piensas: «¿con esta ropa voy a salir en la tele?» NOOOOOO, la ropa no es lo importante; lo importante es tu seguridad interior. El poder te lo van a dar los zapatos, no la ropa.
Así que recuérdalo, cada vez que salgas a la calle sal rompedora y poderosa porque nunca sabes lo que te puede pasar; sólo necesitas unos tacones que te eleven a la categoría de diosa. Y sobre todo, camina como una diosa.
Yo soy Gema Vicedo y Ella es Gabriel.
Deja una respuesta